domingo, 24 de abril de 2011

CLEOPATRA, LA REINA EN ROMA

Busto de Cleopatra

Tras seducir a Julio César en Alejandría, la reina de Egipto fue a reunirse con él en Roma en el año 46 a.C. Alojada en una mansión de su amante, Cleopatra escandalizó a muchos romanos con su porte altivo y sus intrigas políticas. Como Pascal escribió, la faz de la Tierra hubiera sido totalmente diferente si la nariz de Cleopatra hubiera sido más corta. En otras palabras: la historia mundial habría cambiado si Cleopatra no hubiera metido su nariz, y el resto de su cuerpo, en la alcoba de César. Y, sin embargo, el encuentro entre ambos tuvo más motivos políticos que personales. En esta historia de seducción poco importa el debate académico sobre si Cleopatra era bella o no: los «poderes» de Cleopatra no eran sus prendas físicas, sino, probablemente, su juventud, su inexperiencia y la falta de una camarilla ambiciosa a su alrededor, que la hacían, a los ojos de César, más manipulable que su rival Ptolomeo XIII. Cleopatra había utilizado un truco teatral para conseguir el apoyo de César, instalado en el palacio de Alejandría: burlando el bloqueo del recinto que había impuesto su hermano, se presentó ante el general romano envuelta en un lienzo, y rodó hasta sus pies, para así seducirle y compartir su lecho. César se implicó de lleno en el conflicto entre los dos hermanos, una guerra que acabó en una batalla indigna en el delta del Nilo y en la también indigna muerte de Ptolomeo. Tras la desaparición del rey, César decidió entronizar como reyes a Cleopatra y a su hermano menor, también llamado Ptolomeo, con el que la reina contrajo matrimonio según la tradición de su dinastía. Durante algunos meses del año 47 a.C., César y Cleopatra vivieron su historia de amor (sexual y político), durante la cual Cleopatra concibió un hijo: Ptolomeo César. Tras esos meses de pasión, César se embarcó en nuevas guerras y dejó a Cleopatra en Alejandría. Pero había muchos asuntos que tratar con César. Por ello, cuando Cleopatra recibió una invitación de éste para una visita de Estado a Roma, desembarcó con su real marido y, probablemente, con su hijo Cesaríon, rumbo a la capital. Los historiadores discuten aún hoy en día sobre la duración real de la estancia de Cleopatra en Roma. Sabemos que llegó a la urbe en otoño de 46 a.C. y Cicerón afirma que la abandonó a mediados de abril del año 44 a.C., un mes después del asesinato de Julio César. Sobre lo que no existe acuerdo entre los expertos es sobre si Cleopatra estuvo en Roma durante todo ese tiempo. Un mes después del asesinato de César, Cleopatra, que al fin y al cabo ocupaba una villa que había sido cedida por César al pueblo romano en su testamento, partió de Roma junto con su marido y su hijo. Cicerón, que confesaba odiar a la reina y no le deseaba ningún bien, dice en una carta que esperaba que Cleopatra «y su César» tuvieran el mismo fin que Tértula, que había muerto de un aborto. Lo que nos lleva a preguntarnos si Cleopatra estaba embarazada de nuevo.

Fuente: National Geographic Historia