lunes, 4 de julio de 2011

EL SIGNIFICADO HISTÓRICO DE LA INDEPENDENCIA

           En América Latina y en el Perú, los movimientos libertadores lograron la ruptura política de los lazos con la metrópoli, pero este desprendimiento externo no estuvo acompañado por una transformación de las estructuras internas de la sociedad forjadas durante el  período colonial. El carácter colonial de la economía y de la sociedad hispanoamericana se mantuvo hasta más allá del ocaso del siglo XIX. Esta estructura colonial sirvió de base a una dominación de nuevo tipo, ejercida esta vez por Inglaterra, la potencia hegemónica del momento. Los nuevos tiempos hicieron posible que el neo-colonialismo resultara de un juego de procesos y mecanismos esencialmente económicos, sin que fuera necesaria una vinculación política formal con la metrópoli.
En el Perú como en América Latina, las rebeliones inconclusas se explican a nivel interno por la composición y naturaleza de los grupos que las iniciaron. A diferencia de las clásicas revoluciones burguesas de la Europa de los siglos XVIII y XIX, en esta parte del mundo no existió una clase que orientara y condujera la lucha con una clara conciencia del sentido del proceso. En el caso del Perú esta situación es mucho más patética.
Para comenzar,  la élite peruana no luchó por la independencia. Se  conformó y se acomodó ante le fait accompli (el hecho consumado). Quienes trajeron la Independencia, por otra parte, fueron militares convencidos de la necesidad de derrotar a los ejércitos realistas en el Perú condición indispensable para consolidar la liberación de las otras regiones de Hispanoamérica. En estas últimas, estos militares habían luchado con la seguridad de  que bastaba conquistar el poder  político para eliminar  los frenos a la expansión económica de la élite criolla. Para casi todos los ideólogos criollos de Hispanoamérica, la expansión económica estuvo identificada con la expansión comercial. En muy raras ocasiones  es perceptible la oposición de la metrópoli por el hecho de que esta vinculación forzada a las colonias a su especialización como simples productoras de materias primas; la viva conciencia de la desventaja originada por tal especialización se forma mucho más tarde. Es por esto que la cuestión del mercado nacional y la naturaleza de la fuerza de trabajo aparecen muy pocas veces; en el Perú nunca se plantearon en forma explícita. Para la élite criolla peruana, la prosperidad económica dependía no de la conquista de la plena libertad comercial, sino del retorno a las condiciones comerciales exclusivistas y monopólicas de la época colonial. Existió, pues una clara divergencia de intereses entre las clases dominantes de las regiones periféricas del Imperio y la élite peruana. Para esta última la vinculación con la metrópoli no fue un obstáculo sino una necesidad. Ella creció y se robusteció a la sombra de España.

De: La Independencia en el Perú
H. Bonilla & Karen Spalding